La falta de humedad y vegetación, con cielos despejados y viento, hace que por las noches el calor almacenado en la arena del desierto se pierda, provocando que las temperaturas desciendan de bajo de los 0°C. Los antiguos egipcios pensaron en esto desde el siglo VI A.C, y encontraron una forma de aprovechar la energía del sol durante el día. Conoce más y lee nuestro boletín No. 69.

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